Rompiendo barreras

Esta semana nos remontamos al año 1967, en Boston. El 19 de abril de aquel año tiene lugar una nueva edición de la maratón de Boston. Como en todos los maratones que se celebran en el mundo en aquella época las mujeres tienen prohibido correr. Como lo habéis leído. Al parecer se consideraba que ninguna mujer podría aguantar corriendo los 42 km de distancia de una maratón. Pensaban que era peligroso para su salud por lo que la presencia de la mujeres estaba absolutamente vetada en este tipo de carreras.

Katherine Switzer consideraba que dicha prohibición era injusta y absurda. Y estaba firmemente comprometida a demostrarlo.

Consiguió el dorsal de la organización ocultando su nombre en la solicitud de inscripción. Se apuntó como K. Switzer. Le tocó el dorsal número 261.

El gran día llegó y tomó la salida junto a su novio.

Al principio nadie pareció advertir su presencia. Todo cambió cuando un periodista empezó a hacerla fotos al grito de «¡una mujer en la carrera! 

Pero eso no fue lo peor. Lo realmente duro sucedió cuando uno de los jueces de carrera se cruzó a su paso y empezó a empujarla y a agarrarla gritándole «fuera de mi maldita carrera y devuélveme ese dorsal».

Afortunadamente gracias a la ayuda de su novio, y de otros corredores desconocidos que intercedieron, Katherine pudo continuar corriendo.

El altercado la había desconcertado pero, al mismo tiempo, también le había insuflado una dosis de motivación extra. Ahora sí que tenía que acabar la carrera como fuera, por ella, y por todas las mujeres.

Finalmente lo consiguió. Hizo un tiempo discreto de 4 horas (no tanto para la época) pero acabó. Nada más cruzar la línea de meta la estaban esperando para descalificarla. Daba igual, el reto estaba conseguido (primera mujer de la historia en acabar una maratón con dorsal) y su foto, y no la del ganador, sería la gran protagonista en todos los periódicos que cubrieron la maratón de aquella edición.

Cuatro años después, en 1971, el Maratón de Nueva York es el primero que permite la inscripción mixta. Katherine ya se puede inscribir con su nombre, corre el maratón y lo gana en la categoría femenina (quedando por delante de más de 200 hombres)…rendidos ante la evidencia, la organización de la maratón de Boston permite también la inscripción de mujeres en la edición de 1975. Katherine vuelve a correrlo y consigue el segundo puesto en la categoría de mujeres cuya participación comienza a crecer de forma considerable.

Parece indiscutible que cuando las barreras son absurdas, tarde o temprano, siempre terminan cayendo.

Nota: Agradecer a Quique habernos descubierto esta historia.

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