El nacimiento del cine

Muchos amamos el cine por lo que nos hace sentir, compartir, descubrir o pensar. Pasar un rato en una sala de cine a oscuras viendo una película junto a personas conocidas y desconocidas es una experiencia mágica que, en mi opinión, no es comparable con un solitario visionado de la misma película en el Ipad.  Por eso creo que, a pesar de los constantes avances tecnológicos, el cine tiene su supervivencia asegurada y la forma en la que comenzó todo no hace sino confirmar esa sensación.

Viajamos hasta el año 1891, se están produciendo varios intentos por conseguir reproducir imágenes en movimiento. Sin embargo, nada de lo obtenido hasta la fecha es comparable con la máquina fabricada por Thomas Edison y su ayudante William Dickson. La llamaron el kinetoscopio y conseguía combinar, por primera vez, la tecnología de las imágenes en movimiento con la proyección de las mismas. Sin embargo, el aparato inventando por estos dos genios tenía una peculiaridad que, a la postre, se mostró nefasta para su supervivencia: era individual. Efectivamente, el primer aparato de proyección de imágenes en movimiento era de uso personal e individualizado. Funcionaba con una moneda de 5 centavos y permitía ver películas de aproximadamente 20 segundos de duración, básicamente números circenses, pequeñas escenas teatrales, bailes o números de magia.

La maquinita se expuso en diferentes ferias de la Costa Este de Estados Unidos y fue muy bien recibida. De hecho, se exportó a ferias en Europa en lugares como París o Berlín. Parecía que el individualizado sistema de proyección de Edison sería un éxito hasta que llegaron los Hermanos Lumiere…

A finales de 1895, no se sabe si inspirados o no en el kinetoscopio de Edison, los hermanos Lumiere presentan el cinematógrafo.

La diferencia más llamativa con respecto al aparato de Edison es que el cinematógrafo está pensado para proyectarse en un visionado conjunto, de varias personas a la vez, no individual. Después de algunas sesiones experimentales se presenta ante el gran público en París a finales del año 1895. La película empleada en dicha presentación, considerada como la primera de la historia del cine, se limita a mostrar un tren llegando a una estación. Cuenta la leyenda que algún espectador incluso salió corriendo al ver al tren aproximándose.

En su primera sesión los hermanos Lumiere recaudaron 33 francos. Poco tiempo después las taquillas eran de más de 2.000 francos. El invento había corrido como la pólvora y todo el mundo quería asistir a una sesión de aquel prodigioso aparato. Definitivamente las personas preferían los visionados colectivos a los individuales. Había nacido el CINE.

Por cierto, Thomas Edison no se rendiría fácilmente y le compraría los derechos a los Hermanos Lumiere para utilizar su aparato en la Costa Este. Al parecer el dominio que ejercía sobre la industria era tan fuerte, casi mafioso, que contribuyó a la emigración de muchos artistas que fundaron Hollywood en los Ángeles, en la otra punta del país, pero esa da para otra historia con historia…

Lo que queda claro es que el cine nació como una experiencia colectiva y es en esa condición cuando alcanza todo su potencial.

Nota: Agradecer a Aina habernos llevado hasta los orígenes del cine…

Nota 2: Os dejamos el enlace con la película de 55 segundos que utilizaron los hermanos Lumiere para presentar el cine allá por 1895.

 

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el enlace permanente.

Una respuesta a El nacimiento del cine

  1. CURRA dijo:

    Gracias!!!, gracias!!!, hermanisimos LUMIERE un poco copiotas ya fuisteis, pero la verdad a mi tambien me hubiera impresionado ese tren. GRACIAS

    Me gusta

Deja un comentario