En 1935 Charles Darrow patenta una versión de un antiguo juego de mesa. Lo ubica en Atlantic City y lo llama Monopoly. Evidentemente este vendedor en paro no se podía ni imaginar que acababa de inventar uno de los juegos de mesa más legendarios de todos los tiempos.
El Monopoly se ha colado en millones de hogares de todo el mundo y ha originado innumerables historias. Sin embargo, la más significativa ocurrió cuando apenas tenía unos pocos años de vida, durante la II Guerra Mundial.
En los campos de concentración nazis se encuentran prisioneros numerosos aviadores británicos que han sido derribados mientras volaban en territorio enemigo.
Justo en esa época Alemania, en cumplimiento de la Convención de Ginebra, empieza a permitir que la Cruz Roja facilite materiales a los prisioneros de Guerra. Entre otros artículos y víveres estaban muy solicitados por los soldados diferentes «pasatiempos» con los que intentar evadirse de su penosa situación. El servicio de inteligencia y espionaje británico MI9 (para muchos historiadores el mejor que existió junto al soviético) estudia diferentes alternativas para ayudar a escapar a sus soldados capturados. Es entonces cuando se les ocurre una idea tan disparatada que resulta brillante: camuflar en los juegos de Monopoly artilugios que permitan escapar a sus soldados.
Aunque parezca de película diferentes historiadores ratifican la veracidad de esta operación. El servicio de espionaje británico camufló brújulas diminutas entre las fichas del juego; limas y sierras de cuatro pulgadas; billetes de verdad juntos a los del juego y otros materiales que podían ayudar a la fuga. Aunque sin duda la pieza fundamental de esta maniobra eran los mapas de seda escondidos en el tablero del juego que permitían orientarse a los prisioneros en su huida de los nazis.
Estos Monopoly trucados fueron fabricados en coordinación con la empresa que habría comprado los derechos del juego. Para completar la maniobra el MI9 estableció un código con los aviadores británicos advirtiéndoles que, si eran capturados y recibían un Monopoly con un puntito rojo en la casilla de la cárcel, lo desmontaran a fin de obtener los materiales necesarios para su evasión.
Es imposible calcular con exactitud cuantos prisioneros escaparon gracias al Monopoly pero en atención a los testimonios verificados al respecto, se estima que fueron más de 10.000 prisioneros ingleses.
Cuando se utiliza la imaginación no hay barreras, en algunos casos literalmente.
Nota: Agradecer a Quique habernos descubierto esta increíble pero, al parecer, verídica historia.
historias con historia 10 
Kique es un crack!! que historias sabe tan curiosas
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