Esta semana viajamos a la lejana Etiopía. Allí muchos niños y niñas tienen obligaciones y deberes que nada tienen que ver con la infancia. Esta situación dramática fue advertida por un pequeño grupo de personas que decidieron que tenían que poner cartas en el asunto.
Su plan fue tan sencillo como ingenioso. Estos niños y chicos lo que necesitan es jugar así que pongamos a su alcance un juego atractivo, movido y divertido. Pongamos en sus vidas un monopatín.
Comenzaron su proyecto en la capital del país, Addis Ababa. Para ello fueron necesarias diferentes negociaciones y actuaciones que desembocaron en la construcción de un «skate park». El primero de todo el país y uno de los pioneros en el continente. Una vez construido convencieron a 60 voluntarios de 20 países diferentes para que vinieran a Etiopía a enseñar a montar a los niños y contagiarles su pasión por este deporte.
También consiguieron un montón de monopatines para regalárselos a los niños de la zona. Dicho y hecho. El éxito ha sito total, los niños adoran ahora sus monopatines y dedican gran parte de su tiempo libre a hacer deporte, jugar y divertirse.
Lo mejor de todo es que esta iniciativa que se inició en la ciudad más importante del país se ha extendido a multitud de pequeños pueblos y aldeas desperdigados por todo Etiopía donde ha tenido una acogida igualmente excepcional.
No hay duda de que pequeños movimientos pueden provocar grandes cambios.
Nota: Agradecer a Laura habernos puesto en la pista de esta esperanzadora historia.